La escena abre con la imagen del derrumbamiento de una larga fila de piezas de dominó metodicamente superpuestas. Seguidamente, en otro plano, aparece Finch, el detective, que escucha a su compañero: – ¡La ciudad se ha vuelto loca! -Es exactamente lo que quiere replica el detective. -¿Qué? -Caos responde. Y continúa: …de repente tuve la sensación de que todo estaba relacionado, como sí pudiera ver completamente todo… Una larga cadena de eventos. Sentí como sí pudiera ver todo lo que pasó…y todo lo que iba a pasar. Era como un patrón perfecto desplegado frente a mí, y me dí cuenta que todos somos parte de él… y todos estamos atrapados por él.
-Entonces, ¿Sabe lo que va a pasar?
-No, era un presentimiento. Pero puedo suponer, que con tanto caos, …alguien hará algo estúpido, y cuando lo haga… las cosas se van a poner horribles.
(Extracto de la película dirigida por James McTeigue, estrenada en 2006 conocida como V for Vendetta.)
La película ha servido como inspiración recientemente a movimientos de jóvenes reaccionarios sobre todo de clase alta alrededor del mundo ( Aunque la película recrea un gobierno totalitario fascista de extrema derecha). No es nuestro caso analizar el poder de inspiración que pudiera haber generado la película, tema éste muy debatido por estos días. El episodio vino a mi mente a raíz del lamentable suceso ocurrido en Táchira, pues nos revela una realidad: Los eventos de violencia acontecidos y por acontecer en Venezuela son parte de un cuidadoso plan. Plan que es evidente para un amplio sector de la población, pero no así para otros. Un plan que comenzó hace poco más de un año y que tiene nombre: La salida. Los muchachos a los que inocularon odio y frustración salieron a la calle a lo que ellos sienten es su misión suprema: liberar a Venezuela del yugo del régimen chavista. Lo que no alcanzan a valorar es que son apenas peones en un juego que poco comprenden, como dice Benedetti. En realidad son simple carne de cañón para un escenario de violencia y caos forzado desde otras esferas. La muerte es su clímax, es una necesidad inminente sin la cual no tiene sentido el plan. Y es que ¿ Quién gana con los muertos ?
La muerte permite la indignación, la violencia, y con ello más caos… y más muerte, hasta hacer insostenible la gobernabilidad. Todas las piezas del dominó caen como se planificó. Golpe de Estado. Fin de la historia.
Los responsables directos de este macabro laboratorio de psicología de masas tienen nombre y apellido y cuentan con apoyo externo e interno. Y sobre todo de muchos incautos. A fin de cuentas ser el país con las mayores reservas de petróleo del mundo no es casualidad. Todo es causa y es efecto.
El mundo se divide en tres categorías de personas: un pequeñisimo número que hace producir los acotencimientos; un grupo un poco más importante que vigila su ejecución y asiste a su acontecimiento; y, en fin, una vasta mayoría que jamás sabrá lo que en realidad ha acontecido.
Nicholas Murray Butler
Miembro del Council of Foreign
Relations.